En el corazón de San Juan de Lurigancho, el distrito más densamente poblado de Lima, surge un refugio natural en medio del paisaje urbano. Ester Rodríguez Huamán, una visionaria peruana, ha convertido un terreno en un ecosistema vibrante con más de 100 especies de árboles y plantas amazónicas. Este espacio, accesible al público, no solo resguarda la biodiversidad, sino que también fomenta la educación ambiental y la conciencia ecológica en la comunidad.
Desde su creación hace 40 años, la 'selva escondida' ha crecido y evolucionado, convirtiéndose en un ejemplo de sostenibilidad y conservación. Ester ha dedicado su vida a cuidar este oasis, implementa prácticas que no solo benefician al medio ambiente, sino que también educan a la comunidad sobre la importancia de preservar la naturaleza. Este lugar se ha convertido en un destino ideal para quienes buscan un respiro del bullicio urbano.
Ester Rodríguez Huamán se ha establecido como una verdadera defensora del medio ambiente. Desde que plantó sus primeros árboles frutales en los años ochenta, ha dedicado su esfuerzo a crear este oasis urbano. Su dedicación a la naturaleza ha favorecido el crecimiento de la selva oculta, añadiendo una gran diversidad de plantas y árboles autóctonos de la región amazónica. Además, ha promovido prácticas agrícolas sostenibles que no solo preservan el entorno local, sino que también enseñan a la comunidad sobre la relevancia de la sostenibilidad y la conservación.
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En una entrevista concedida a Latina, Ester explicó con detalle el porqué de su decisión de crear una selva en medio de los cerros del distrito más popular y poblado de Lima: "Han sido 40 años de trabajo. Todo empezó como un juego para enseñar a mis hijos", sentenció.
La selva escondida alberga una rica diversidad de flora y fauna. Entre las plantas se encuentran árboles frutales como la palta y el limonero, así como especies exóticas como el cacao y la guanábana.
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