La Oca: el tubérculo andino que sostiene la vida en las alturas
En las alturas de los Andes, donde el clima es duro y el terreno desafiante, florece un cultivo ancestral que ha nutrido a las comunidades durante siglos: la oca. Este tubérculo andino, de colores vibrantes y sabor ligeramente dulce, se siembra entre los meses de setiembre y octubre, y se cosecha en abril y mayo, marcando el ritmo de la vida agrícola en las zonas altoandinas.

Más allá de su valor alimenticio, la oca representa una herencia cultural invaluable. Adaptada perfectamente a las condiciones extremas del altiplano, es símbolo de la sabiduría agrícola de los pueblos originarios. Su resistencia, variedad y valor nutricional la convierten también en un pilar para la seguridad alimentaria de miles de familias campesinas.

En tiempos donde la globalización amenaza con desplazar los cultivos tradicionales, la oca sigue firme en su tierra, recordándonos la importancia de conservar lo nuestro.