La Zona de los Conchucos es lugar de una tradición peculiar que se celebra cada ocho de diciembre: el Sanku Mikuy, también conocido como el día de la virgen Purísima. En este día, los hogares se llenan de un delicioso aroma proveniente del tradicional Sanku, un potaje hecho a base de Machcka, una harina de trigo tostado. Según la creencia popular, aquel que saborea este plato no sufrirá carencias alimenticias ni hambre durante todo el año.
Pero, ¿cuál es el origen de esta tradición konchucana y peruana?
Para comprender las bases de la tradición del Sanku Mikuy, es necesario explorar las raíces históricas y culturales que la sustentan. Según Garcilaso de la Vega, en las celebraciones Inkas que se llevaban a cabo en los solsticios, se sacrificaban centenares de llamas y se servía un plato llamado Sanku de Maíz. Este ritual culinario formaba parte de las festividades inkaicas y tenía un propósito simbólico y espiritual.
Otra festividad importante relacionada con la tradición del Sanku Mikuy es el CITUAY, que se celebraba posiblemente en septiembre. Durante esta festividad, el ayuno era una práctica central, y las personas friccionaban su cuerpo con el Yahuar Sanku, una sustancia utilizada para eliminar los males del cuerpo. Estos rituales reflejan la importancia del Sanku como alimento esencial en las celebraciones Inkas, y su asociación con la purificación y la conexión espiritual.
Sin embargo, con la llegada de la cultura española, la celebración del Sanku Mikuy podría haberse adaptado para conmemorar también a la virgen purísima, aprovechando la cercanía del solsticio de invierno. La fusión de las tradiciones inkaicas y españolas dio forma a la celebración actual del Sanku Mikuy en la Zona de los Conchucos.
El Sanku Mikuy es una tradición arraigada en la Zona de los Conchucos que combina elementos de las celebraciones Inkas y la cultura española. A través de su historia y evolución, este potaje se ha convertido en un símbolo de abundancia y conexión espiritual. Cada ocho de diciembre, los hogares de la región se llenan de la fragancia del Sanku, recordándonos la importancia de preservar nuestras tradiciones y honrar nuestras raíces culturales. Al saborear este plato ancestral, nos unimos a la historia y nos conectamos con las generaciones que nos precedieron, manteniendo viva la esencia de la tradición del Sanku Mikuy.
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