Las redes sociales se han convertido en un campo minado de desinformación, donde los influencers ejercen un papel determinante en la difusión de noticias falsas o sin verificar. Según un estudio de la UNESCO, más del 60% de los creadores de contenido digital no se toman el tiempo de corroborar la veracidad de la información antes de compartirla con sus seguidores.
Esto plantea serios desafíos para el discurso público y la confianza en los medios, ya que los influencers se han posicionado como fuentes primarias de información, especialmente entre los jóvenes. A diferencia de los periodistas, la mayoría de estos líderes de opinión carecen de la formación necesaria para evaluar críticamente las fuentes y verificar los hechos.
Pero el problema va más allá, pues muchos influencers tampoco son transparentes sobre la financiación de su contenido. Casi el 10% admite no revelar cuando un video o publicación está patrocinado, presentándolo como si fuera orgánico.
¿Cómo podemos frenar la propagación de noticias falsas en las redes sociales? ¿Qué responsabilidades deberían asumir los influencers y las plataformas? Comparte tu opinión en los comentarios
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