Tras 16 años de investigación exhaustiva y una inversión millonaria en tecnología biogenética, la región de Piura se ha convertido en el epicentro de una revolución agrícola sin precedentes. La nueva semilla genéticamente modificada, bautizada como “capoteña”, presenta un ahorro hídrico contundente: requiere únicamente 12,000 litros de agua por hectárea, en contraste con los 15,000 litros que demandan las variedades tradicionales.
Esta diferencia de 3,000 litros por hectárea, traducida al inmenso territorio piurano, es capaz de ahorrar hasta tres millones de litros diarios, un caudal equivalente al consumo de cientos de familias en zonas semiáridas. Este hito en la ingeniería agronómica permitirá irrigar 200 hectáreas adicionales sin necesidad de incrementar la explotación de fuentes acuíferas, según las fuentes oficiales del Proyecto Especial Chira-Piura, la cual Noticias Piura tuvo acceso, la entidad que ha dado luz verde a la fase experimental de la semilla en distintos puntos clave de la región.
El objetivo no se limita al mero ahorro de recursos. Con la “Capoteña”, los expertos pretenden abordar la problemática del suelo, deteriorado históricamente por el riego por inundación, para mejorar su calidad y su capacidad de retención de nutrientes. Consultado sobre la innovación, el agrónomo principal del proyecto, el Dr. Luis Monteverde, fue tajante: “Esta semilla no solo significa optimización del riego, también es una puerta hacia una agricultura más sustentable y resistente al cambio climático”.
Especialistas en recursos hídricos del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) y organizaciones internacionales dedicadas a la seguridad alimentaria ya han manifestado su interés en replicar el modelo en otras zonas del país y de Latinoamérica. La fase experimental, que se extenderá durante los próximos dos años, evaluará la adaptación del cultivo a diversas condiciones climáticas y de suelo, así como su impacto directo en la productividad.
La “Capoteña” se perfila, pues, como un antes y un después en la historia agraria del norte peruano, marcando el inicio de una nueva era donde el agua deja de ser un recurso crítico y se convierte en el aliado estratégico para el desarrollo sostenible. La mirada de agricultores, científicos y autoridades locales está puesta en el rendimiento de esta semilla: el veredicto final, que llegará tras rigurosos análisis de campo, podría no solo cambiar la cara de la agricultura piurana, sino servir como modelo para la lucha contra la escasez hídrica a nivel global.
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