Un pequeño genio de Ica ha sorprendido a su barrio con una obra de arte reciclada: un perro gigante hecho completamente de botellas plásticas, recogidas de las calles de la ciudad. “Me encontré todas estas botellas y dije, mejor hago algo, porque si no, ¿quién las va a recoger?”, comentó el niño entre risas, mientras los vecinos se maravillaban (y reían) con el peculiar proyecto. Al parecer, la “mascota” de botellas llegó para recordarle a la ciudad que la basura es parte del paisaje, aunque sea con humor.
El ingenioso joven, armado de creatividad y mucha paciencia, decidió aprovechar lo que las calles le ofrecían para crear este monumento al reciclaje. Con cada botella que encontraba, el perro se hacía más grande, hasta que ya es imposible de ignorar. “Es como un perro guardián que cuida la basura de la calle,” bromeó, mientras los vecinos comentaban que, al paso que va, este perro gigante terminará siendo la atracción de Ica. Al menos, dicen, nadie se puede quejar de que Ica no tiene “arte callejero”.
Mientras tanto, los turistas que pasan por la ciudad se detienen a ver la curiosa escultura y sacan fotos, confundidos entre si es un chiste o una protesta. “Tal vez no lo entiendan, pero es una nueva raza: el perro reciclador iqueño,” explicó el niño orgulloso.
Así, la mascota gigante sigue creciendo, mientras Ica, con buen humor, se pregunta si pronto veremos gatos, elefantes y quién sabe qué más hechos de basura. Eso sí, lo que queda claro es que en creatividad, a los iqueños no les gana nadie.
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