La institución educativa n.° 86574 San Pablo en el distrito de Cotaparaco, hermoso pueblo de la Cordillera Negra ancashina, enclavado en la zona de vertientes, rodeado de montañas y a 3008 metros sobre el nivel del mar, alberga a 42 escolares del nivel primaria. A diferencia de lo que ocurre, en mayor medida, en otras instituciones educativas de la región Áncash, aquí los tíos Beto y Fortu, como cariñosamente le dicen los escolares, son los que han tomado la batuta en la cocina.
El amor de padre y la responsabilidad motivan a Edilberto Tarazona Morales y Fortunato Demetrio Chávez Anaya. Ellos se han convertido en la dupla perfecta para deleitar paladares de los escolares con los deliciosos potajes que preparan, utilizando los alimentos que entrega el Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma.
De lunes a viernes, Edilberto debe levantarse temprano y enrumbar al centro educativo para hacerse cargo del preparado de los desayunos escolares. Actividad que felizmente no lo hace solo, Fortunato es su mano derecha. Los dos se ayudan y trabajan a un solo ritmo.
Ambos siguen las recomendaciones brindadas por el programa Qali Warma para la correcta manipulación de los alimentos. Se visten con barbijos, gorros y mandiles. Fortu se hace cargo de almacén de los alimentos y Beto inicia la preparación de los desayunos y comprueba su exquisito don culinario cuando prepara un lomito de pollo y un bebible de avena con maca, que sale calientito para enfrentar las bajas temperaturas en la zona y que los escolares consumen a primera hora, antes del inicio de clases.
A medida que van llegando los escolares, se lavan las manos y pasan al comedor, Beto y Fortu sirven y distribuyen los desayunos, además de enseñar a los estudiantes de cómo comportarse en la mesa y agradecer lo recibido.
El director y presidente del Comité de Alimentación Escolar de la institución, Carlos Alberto Cano Dolores, resalta y valora el trabajo que realizan Beto y Fortu, quienes de manera responsable cumplen con alimentar a los escolares. “Acá toda la comunidad educativa está contenta con la labor que cumplen Edilberto y Fortunato ya que son cuidadosos con la higiene al momento de manipular los alimentos y lo podemos comprobar al ver las sonrisas de los escolares -claro está- después de dejar los platos vacíos”, sostiene el director del colegio.
Las muestras de entusiasmo y agradecimiento enorgullecen a Edilberto y Fortunato y a la vez estimulan su deseo de seguir mejorando.
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