Catedrático de la escuela de Biología en Acuicultura difunde investigación sobre avances en la recuperación ambiental de bahía El Ferrol, y advierte grave problema

Catedrático de la escuela de Biología en Acuicultura difunde investigación sobre avances en la recuperación ambiental de bahía El Ferrol, y advierte grave problema
La erosión en la bahía de Chimbote ha llegado al extremo de que el enrocado necesita otro enrocado para protegerse. Este proceso avanza tan rápido que en unos cuantos años gran parte de la franja costera necesitará reforzar con un doble muro de rocas para evitar que parte del casco urbano sea afectado enormemente por las aguas. 

El catedrático principal de la escuela de Biología en Acuicultura de la Universidad Nacional del Santa, Dr. Rómulo Loayza Aguilar, ha hecho una investigación y difundido en la revista científica Arnaldoa sobre el avance en el proceso de recuperación de la bahía El Ferrol, tan perjudicada por la contaminación y la erosión. 

Para ello ha revisado la documentación y ha hecho la inspección en el ecosistema dañado. En ese camino encontró el “Plan para la recuperación ambiental propuesto por la Comisión Técnica Multisectorial en 2011”, el cual, desde el 2012, fue gestionado por el Grupo de Trabajo Multisectorial, liderado por el Ministerio del Ambiente; sin embargo, como ha pasado en muchas ocasiones, no hubo presupuesto y ello explica el nulo progreso.  

Rómulo Loayza hace un análisis del daño que se formó desde mediados de los años 50, cuando emergió la industria pesquera y siderúrgica. Aunque ya no disponen sus efluentes al mar desde el 2012 y 2015, estas industrias dejaron un pasivo de 54 millones de metros cúbicos de lodo en el fondo, que no permite la recuperación bentónica. El problema es que las descargas domésticas de la ciudad de Chimbote y la contaminación portuaria siguen destruyendo los ecosistemas de la bahía. 

Según el informe, al menos 2.5 metros de altura llega a medir en algunos sectores de la había los lodos orgánicos que se acumularon por más de 50 años. “Lo más probable es que la mitad norte de la bahía contenga estos lodos mezclados con metales pesados, y por tanto existe la posibilidad de que estos sean consumidos por las especies marinas y repercutan en la salud de quienes lo consuman”, explicó el docente.

PROCESO DESTRUCTIVO 

Aquí viene el otro problema: la erosión, que amenaza con su efecto destructivo. En 1976 y 1977 se construyó el primer “enrocado” (desmonte), que solo agravó el problema. En 1990 se colocó rocas y en el 2004 se reconstruyó el enrocado desde el jirón G. Moore y el jirón Tumbes. Recientemente se ha colocado un enrocado para proteger el enrocado frente a la plaza 28 de Julio porque la erosión avanza fuerte.

El catedrático explica que este problema se origina porque en la zona industrial hay una gran cantidad de infraestructuras que evitan la sedimentación y las corrientes avanzan desde el lado sur a norte ganando más espacio marino. “Hay unos 11 muelles, uno de los cuales tiene casi un kilómetro de longitud. Esto evita que la deriva marina transporte arena de sur a norte. Si no se decide evaluar qué es más importante, retirar algunas infraestructuras para desacelerar la erosión, en unos años habrá menos espacio”, indicó.   
  
Asimismo, precisó que “producto del poder destructivo de la erosión en la bahía se ha perdido una manzana de viviendas ubicada al sur de la plaza 28 de Julio, el sistema de alcantarillado del frente del litoral, lozas deportivas que se construyeron en el borde costero, un centro educativo ubicado al sur de la plaza 28 de Julio y fábricas ubicadas en la zona intermareal y submareal”.

¿Y el enrocado? Loayza explica que esta estructura soporta el avance del mar, contiendo las olas, pero debido a que aguanta la energía que estas traen en cada golpe, se debilitan y necesita mantenimiento o un segundo enrocado, como actualmente ocurre frente a la plaza 28 de Julio. “En ninguna parte del mundo el enrocado es una solución, ya que la alternativa es la dinámica sedimentaria. Más bien lo agrava, obligando a la construcción de enrocados más robustos y muy costosos, a lo que se debe sumar los costos por mantenimiento”, comentó.

RECOMENDACIONES

El estudio del catedrático concluye con las siguientes recomendaciones. Sostiene que para el adecuado gerenciamiento del “Plan de Recuperación Ambiental de la Bahía” se requiere impulsar la creación de la Autoridad Autónoma, que tenga facultad para buscar financiamiento y con ello garantizar el desarrollo de los estudios y la intervención física del ecosistema.

Asimismo, se requiere implementar un programa para incorporar el tema de la bahía El Ferrol como parte de los contenidos de la formación escolarizada en la educación básica regular y educación superior local, a fin de empoderar a las futuras generaciones en la gestión en el tema de la bahía El Ferrol y fortalecer la identidad local.

Pages