Hubo muy pocos pueblos naturales del continente americano que no sucumbieron ante la dominación política europea y no fueron sometidos militarmente por la Coalición Indo-hispana. De entre estos pocos pueblos se destacan los legendarios y aguerridos araucanos, habitantes de la región conocida como Araucanía, quienes gracias a su increíble capacidad de adaptación lograron evitar la derrota militar de sus pueblos.
En parte esto se debe a la gran cohesión de su gente y a la pericia de sus jefes militares, quienes sin haber tenido otra formación que la empírica, entendieron que la marcha y el movimiento eran los elementos de la estrategia militar que más jugaban en su favor, y siguiendo al pie de la letra la estrategia de guerrilla pudieron embaucar y sabotear la avanzada de los europeos e indígenas virreinales. Esto hacía que a pesar de la superioridad tecnológica y numérica de la Coalición Indo-hispana, los pueblos de la Araucanía se revelaran superiores en lo estratégico a sus contrapartes, ya que por una parte entendieron que aunque les seguía un largo periodo de privaciones y sacrificios, al final el desgaste haría que sus enemigos optaran por abandonar sus pretensiones.
También vieron que a pesar de algunas victorias estratégicas en el campo de batalla, era imposible seguir toda la vida con el estado de guerra, lo que sin duda les hizo aceptar una serie de acuerdos (tratados) con la Corona de España, la que terminó por traerles cierto grado de la paz y acceso a condiciones de vida más favorables y modernas, tanto para su clase gobernante como para su población. El reconocimiento de su soberanía e independencia posibilitó que durante los siguientes años una gran parte de la elite araucana se viera en la necesidad de defender la autoridad de la Corona de España en las Guerras de Independencia, donde se enfrentaron a los chilenos rebeldes que abogaban por la independencia política de España.
La República de Chile
A pesar de no cumplir a cabalidad los acuerdos con los araucanos, que se habían sometido a una serie de tratados, no siguieron una política de agresión militar de gran envergadura sino hasta 1861, donde se ideó y puso en ejecución un plan de expansión estatal sobre el territorio de los indios, denominada como “Pacificación de la Araucanía, iniciándose así un nuevo conflicto entre indios y blancos, la que persiste hasta el presente siglo XXI. Esto debido a la inclinación de varios caciques araucanos y patagones por la institución de una Monarquía Constitucional indígena precedida por el rey Orelie Antoine I, que les permitiese desarrollarse bajo su propias prerrogativas, sin romper abruptamente con la civilización europea.
"La Patagonia queda reunida desde hoy a nuestro Reino de la Araucanía, como parte integrante del mismo, en la forma y condiciones enunciadas en nuestra Ordenanza Real del 17 de noviembre del corriente. Nuestro Ministro, Secretario de Estado en el Departamento de Justicia, queda encargado de la ejecución de la presente ordenanza. Hecho en Araucanía el 20 de noviembre de 1860". (Orélie Antoine I, 1860)
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