Víctor Gil nació en la ciudad de Huancayo en 1930. Una tercera oleada de migrantes provincianos de fuerte raigambre popular y clase media empobrecía a Lima durante los años sesenta. Los pueblos jóvenes y los barrios populosos colindantes con "La Parada" o el Mercado Mayorista recibieron a éstos provincianos que llegaban en busca de trabajo. Era una marea humana que arribaba con toda su existencia a cuestas; no sólo sus costumbres, enraizadas desde varias generaciones posteriores, sino un afán indesmayable de sobrevivencia y superación.
El gran intérprete de ésta nueva manera de ser del provinciano andino en Lima, es sin duda alguna el "Picaflor de los Andes". Gracias a él, los miles de migrantes identificaban sus triunfos, derrotas y aspiraciones. Víctor Gil Mallma y sus canciones lograron abrir las puertas de un mundo complejo y lleno de contradicciones. Gracias a su música y persona, los provincianos lograron sacudir en gran parte sus complejos y vergüenzas; sus canciones eran escuchadas, con nostalgia del terruño y ganas de vivir mejor, en pequeñas habitaciones que poseían las empleadas del hogar, talleres, fábricas y mercados, así como también por choferes de ómnibus y camiones que viajaban por los distintos caminos del Perú.
Ese multitudinario sentimiento se extendía por la gran Lima, especialmente los domingos. Era el encuentro semanal tan ansiado: Uno se vestía con lo mejor que tenía, y con algún dinero ahorrado se dirigía a los coliseos a escuchar los huaynos, a reconocer en la letra y música de esas canciones todos los sueños guardados. Entonces en el Coliseo Nacional, en el gran escenario, estaba El Picaflor de los Andes, cantando la música del centro en medio de gritos y aplausos, acompañado siempre por diversas orquestas típicas. Fue un líder indiscutible de la canción popular andina. Indentifcado con el agricultor, minero, chofer y músico, actividades que también realizó desde joven, no sólo entonaba el huayno en sí, si no los diversos motivos costumbristas del calendario agrícola y de las fiestas patronales y religiosas.
El 15 de julio de 1975, en el distrito de la La Oroya y víctima de una mielitis e infarto, deja de existir éste máximo exponente de la música vernacular peruana. A su entierro asistieron más de 100 mil personas,todo un record para la época.
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